Un poeta es el que puede fabricarse un hilo con la rutina y enhebrarlo en la aguja que lo pinchó para coser sus dolores a una colcha de retazos y abrigarse con ella en noches de soledad y todavía dormir como un bendito hasta que lo arranque del sueño el pitazo del primer tren y parecerle que ese quejido ferroviario es un buen telonero para el canto de los pájaros.