Con muchos soles aún por nacer
y otros tantos aún por ocultarse
la bella tejedora gira y gira constante
y constante
Ella juega con el tiempo
sin temor al hueco de la divinidad,
tejiendo auroras en todos los idiomas
hasta el día en que una pirotecnia
la vuelva lágrimas heladas hacia el infinito.
Entonces su red quedará impresa
con un cuento de meteoritos
en un amanecer de Hawkins,
pero escrito a muchas manos
en un script abandonado que nadie leerá.