No se acaba de llegar y ya estamos de regreso
porque ese es el destino escrito en los palos viejos
que sostienen a esta casa que llenamos con lo nuevo
empeñando en adquirirlo hasta nuestro ser entero.
Es por eso que ya al entrar nos estamos yendo
pero algo de nosotros siempre queda impreso
como un color en las paredes, como un eco
que se queda rebotando entre el piso y el techo.
Es que estamos de visita, pero siempre encontraremos
que llegar y partir es bonito con un beso.