(A quienes han dejado las armas de palabras y de fuego en Colombia)
Vi la paz ya inscrita en ti. Ella
aún doncella con tono de risa
como salida de la mano de un Van Gogh
sin camisa.
Vi la paz ya inscrita en ti. Ella
sueña con un campo inocente
de razones para mutilarse
una oreja.
Vi la paz ya inscrita en ti: ella,
piedra recién horneada
como el pan que alimentó
a los que no están.