Llora la avenida, llora a cada instante
sobre ruedas que quieren ser balas pero en contravía
pues llevan la esperanza como una luz titilante
y si no la llevan rápido, ya no sería.
Llora la avenida con sus ojos parpadeantes
y un aullido en glissando sobre notas doloridas
que se extiende sobre el tráfico duro y asfixiante
para abrir paso a la esperanza que aún respira.
El llanto se esfuma y las luces destellantes
es lo último que dejan las ruedas en la avenida,
Sin saber si llegan a tiempo, hasta las hospitales
volando como balas, por una bala perdida.
La avenida ya no llora como antes
y el aire trae el canto de las mirlas.