Vino la lluvia con una canción en marzo
sobre las tejas de barro, muy fuerte
Sonando sobre el polvo del camino
le regaló la muerte y a mí,
la ventana abierta y yo,
a un perro que pasaba un hueso,
como siempre.
Despacio se fue diluyendo
por los lados de un cerezo al frente de la casa
y quedó fresca la malva
y feliz el romero.
Pero su canción húmeda
siguió suspendida en el techo
como hacías con la ropa en el patio,
y de eso se enteró la hierba que volvió a florecer
con notas de bolero.
aunque ya andabas muy lejos, hasta siempre.