Decir que los árboles están ahí dormidos no es cierto porque de ellos brota un monótono letargo que se cuelga de las nubes para que el sol se arrope y se le haga tarde regar con su luz los campos en invierno cuando sale solo por pasear porque el viento ha extendido un velo para robarse el calor que a pedacitos debería haber llegado envuelto en hojas de almanaque.
Habrá que esperar al sol para contarle lo que hizo el viento pero ya será muy tarde.
