Un regreso

Volar aunque no vueles
y en el vacío del estómago
sentir la punzada de la esperanza
en contrapunteo con la rabia

Y pese a todo levantarte
a recoger los restos que caben
en un morral de afectos
que se cargan a la espalda
o en coche de bebé

Y salir por la autopista Norte
parando a descansar sin lágrimas
junto a ríos que no son de Babilonia
hasta ver el sol familiar en la frontera

Entonces cruzar al territorio
que una vez acogió sueños marineros
por el oro de maíz y el oro negro
y sentir de nuevo el abrazo de la madre
con su voz debilitada
que te muestra un rincón para aliviar del peso
al coche de bebé y el terreno para enterrar
tus ilusiones y esperar a que germinen
si regresan las lluvias
que hicieron verde a Venezuela

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