Después de madrugada la miel
se despereza en las calderas gracias
al fuego, como dijo un poeta,
y el aire matutino se endulza
para salir a besar por los caminos
Pero son brazos de otro siglo
los que sacan la dulzura
en un parto arduo de trapiches y de pailas
del que nace una lava ancestral,
alivio de gargantas resecas
desde el alma
Ellos saben que ya llega su ocaso
y si no llegan más brazos al oficio,
estarán las chumaceras oxidadas
y estallará un volcán de silencio
para sellar con cenizas de olvido
las viejas enramadas y las pailas
Por eso, muy sabios hoy nos dejan
el fruto maduro de su alquimia
espíritu dulce en torre de cristal,
que gota a gota lleva de vuelta
a los días vaporosos de enramada
en que la vida era un batir
y combatir por la existencia.