Fondo de buitres, derroche de moscas
pintados en un cuadro de nubes negras,
que en lugar de lluvias traen vacas muertas
y acordes en el aire de sórdidas notas.
La vista no acepta, la nariz no miente,
pero aún así la tarde está serena,
para que el sol complete su faena
alimentando a la tierra con la muerte.
Y aunque la realidad parezca obscena,
porque las aguas se fueron con lo verde,
puede que exista el tiempo suficiente
pero marcado en un reloj de arena,
para humedecer con lágrimas la tierra
y hacer que el río baje nuevamente.